8.01.2012

Hablar de tango es nombrar a Gardel

Por Alfonso Laso Bermeo

Hablar de tango es nombrar a Gardel. No descubrimos nada nuevo al afirmar que no hubo otro igual. Y tuvo el mérito de popularizar el tango en Europa y en América, entonces los principales centros para quienes pretendían llevar un mensaje musical en esa época, las décadas del diez, del veinte y del treinta hasta su muerte, hecho que se produjo cuando había llegado al estrellato. El mundo se conmovió con la muerte de Gardel, el zorzal criollo, la máxima expresión del tango por voz, por sentimiento, por ángel, por figura. El morocho del Abasto logró, a su paso por la tierra, llevar el tango a los más apartados rincones y resultó ser el más grande embajador argentino de todos los tiempos en el campo del arte, de la música. Gardel es tango y tango es Argentina.